13 abr 2016

MEJOR CON MUSEOS QUE SIN ELLOS



Mejor con museos que sin ellos   por Salvador Moreno Peralta, arquitecto

(Diario SUR 12 de abril 2016)

El pasado 7 de abril, en la sede del Museo Pompidou, invitado por el Ayuntamiento de Málaga y con la clamorosa asistencia de NINGÚN  estudiante de la Escuela de Arquitectura, tuve ocasión de reflexionar con un grupo de amigos sobre la entidad matriz, el Centro Beaubourg de París,  en su génesis, sus características constructivas y, sobre todo, en las consecuencias que en el mundo entero tuvo la aparición de ese extraordinario artefacto como máximo catalizador de lo que, en adelante, iba a ser el primer trasunto arquitectónico de la “cultura de masas”.

El Centro Beaubourg (o Pompidou) es uno de los más influyentes edificios del siglo XX y, quizás, de los más singulares de  la historia de la Arquitectura, al tratarse de una de las pocas utopías que han logrado construirse. En efecto, resulta verdaderamente emocionante el cúmulo de innovaciones que se concitaron en esta intuición de los, entonces jóvenes, arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers: la introducción de la ingeniería como elemento sustantivo de la arquitectura, y no una comparsa instrumental; la concepción del espacio arquitectónico como megaestructura interactiva capaz de albergar dentro una gran diversidad de funciones adaptables, flexibles, móviles, híbridas…; la democratización y “desacralización” de la cultura fundiéndola con la calle, con la  ciudad; la función pedagógica que sobre la mirada ciudadana tuvo esa provocativa iconografía “high-tech” nada menos que en medio de una trama urbana decimonónica,  proclamando que la ciudad es un organismo vivo que debe dar testimonio de la cultura de cada momento, frente a la momificación decretada por los reaccionarios taxidermistas de la historia. El Beaubourg demostraba que insertar la arquitectura de hoy en un contexto histórico se justificaba plenamente si lo insertado tenía  la suficiente calidad y enjundia cultural como para revivificar y mejorar ese contexto pues, al cabo de los años y pasada la reverberación desasosegante que toda alteración urbana provoca, ese nuevo edificio pasaría TAMBIÉN a formar parte de la mejor historia de la ciudad. Eso ocurrió con el Centro Beaubourg de París, pero no pasará ya con el frustrado hotel de  Moneo en el malagueño Hoyo de Esparteros. 

Siempre nos quedará la duda de si el presidente Pompidou decidió construir este megacentro cultural en el barrio del Marais por su mala conciencia al haber destruido innecesariamente el cercano y mítico mercado de Les Halles,  o tuvo el olfato de que, tras el mayo del 68, la Cultura ya no iba a ser más el reducto de unas élites sino un patrimonio de las masas, del cual el Beaubourg debía  ser su más conspicuo monumento. Con esa irreprimible moralina con que los más insignes filósofos de la modernidad analizan los comportamientos de la sociedad actual, Jean Baudrillard, en su ensayo “Cultura y Simulacro”,  describe el Beaubourg como una “máquina productora de masas”, de aglomeración y de flujos generadores de ESPECTÁCULO, condición para que se active el MERCADO… que es adonde, en definitiva, el autor quería llegar desde el principio. ¡Vaya descubrimiento! Naturalmente que hoy las ciudades compiten en el mercado global de producciones y consumos como si fueran empresas y una de sus más preciadas y espectaculares mercancías es, claro está, la Cultura, debidamente empaquetada y acicalada para ser consumida por el Turismo, que es la gran lonja donde se compran, se venden y se tasan los valores que cotizan en la Bolsa de lo urbano. Bien, tenemos todo el derecho a repudiar eso como a llevar mascarilla para no respirar el aire que nos envuelve. Pues claro que la Cultura, en la sociedad de masas, es un valioso producto de consumo global; claro que el consumo es la última ratio del sistema capitalista en cuyo biotopo se desarrolla nuestra vida;  claro que el crecimiento es el motor de la economía según este modelo; claro que ese crecimiento, considerado como una onda expansiva y no implosiva es algo profundamente insostenible y, en último término, generador de injustas e incontrolables desigualdades;  y claro, también,  que las alternativas político económicas que hasta ahora se han experimentado contra eso en la historia han acabado en dictaduras corruptas y sanguinarias, aunque ahora sirvan de paradigma para populistas de laboratorio.

Pero volviendo a tierra, toca ahora preguntarnos cuál ha podido ser la influencia del malagueño Centro Pompidou al cabo de su primer año de existencia, pregunta que podríamos hacer extensiva a los demás Museos sembrados por la ciudad.  El alcalde habla de “efectos intangibles”, como justificación al hecho de que  no se hayan cumplido las expectativas de afluencia,  y ciertamente no tenemos más  datos objetivos que el del número de visitantes. Inquieta pensar que la continuidad de esta franquicia, alojada en un magnífico espacio arquitectónico, pueda depender del número de visitas turísticas que es lo que determina a fin de cuentas  el volumen de negocio  en la “industria cultural”. Está claro que  esta acumulación de museos y centros de arte no basta por sí sola para elevar el nivel cultural de nuestra sociedad,   pero para lograr este objetivo  la pregunta es: ¿está Málaga en mejores condiciones con sus museos que sin ellos? La respuesta es rotundamente SÍ. ¿Y que esto es un recurso turístico, un tributo a la banalidad espectacular de la cultura de masas? Pues también, pero prefiero la cultura de masas que a las masas solas, y hoy en Málaga se tienen más posibilidades que nunca de disfrutar del arte sin tener que hacerlo forzosamente en “La noche en blanco”. 

3 comentarios:

  1. Querido Salvador: Es realmente maravilloso volver a encontrarnos en este espacio.
    Tus palabras siempre me llevan a la reflexión y a recordar frases y textos leídos. En este caso encuentro dos referentes con posiciones totalmente adversas respecto a la cultura. Por un lado, Oscar Wilde quien sostenía que la cultura se manifestaba en aquellos elegidos que hallan belleza en las cosas bellas, y que para tales espíritus cultivados lo bello es lo que hay en esas cosas, al otro lado tengo al gran Zygmunt Bauman, de mis autores favoritos quien en su libro: La cultura en el mundo de la modernidad liquida; manifiesta dentro de muchos aspectos que la forma actual de la condición moderna se caracteriza por ser líquida, y en este proceso de modernización constante y compulsivo, ninguna de las etapas consecutivas de la vida social puede mantener su forma durante un tiempo prolongado, concluyo así, que la cultura en aquel texto está enmarcada en un mundo, donde no solo todo lo liquido se diluye, sino donde además no hay nuevas formas con las que reemplazar aquello diluido, coincidencia o consecuencia?...

    Con esto voy al hecho de querer entender como dos posiciones tan adversas convergen en un punto y es que la cultura está elaborada para todos porque se “supone” hace parte de nuestro patrimonio, pero está diseñada para algunos y en cantidad son menos de esos los que la interiorizan y la ponen en marcha como suya, pero ¿que seriamos nosotros sin los beneficios de las masas que invierten y nos acercan a lo “inalcanzable”?

    Yo vivo tu tierra y la respeto, la quiero; a través de tus palabras, de lo que sientes por ella, de lo que nos expones en cada opinión compartida, es por eso que digo SI, mejor con museos que sin ellos, mejor la cultura de masas con sus planes de expansión que nos obligan a movernos y a discernir, prefiero mil veces lo incomodo del ruido que lo impredecible del silencio.

    Esta vez en particular el abrazo Colombiano es gigante. Te debo un café, que mejor que sea un café de mi tierra. Espero el cielo y las agendas confabulen en Junio!. Mis mejores deseos y un saludo afectuoso para todas las madres en la familia.

    Tu amiga.

    Misslen.

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    1. Perdona, querida Misslen, la tardanza en responderte. He estado fuera de España unos días. También yo me he movido entre los dos polos de Wilde y Bauman, pero, desde hace mucho tiempo, me pareció intuir que no eran contradictorios. Como arquitecto y urbanista, siempre sentí una atracción irresistible por la vida de la ciudad, o mejor, por aquellos aspectos de la ciudad que propiciaban la vida, que la estimulaban, que la posibilitaban. El artista, según esto, era el ser privilegiado que, olvidando las normas canónicas de la belleza, sabía encontrar ésta allí donde los demás no veían nada. En cierto modo era esa una actitud que se podría asemejar a esa "liquidez" incontenible de la que habla Bauman. Creo que todo (o casi todo) puede ser redimible por la mirada del artista, pero para ello antes debe desembarazarse de la tiranía de los cánones, pero no como un recurso estético, sino como una actitud moral. Te pongo un ejemplo: hace dos años, en Medellín, absolutamente fascinado por el Metro a lo largo del río (Cultura-Metro), me resultaba relativamente fácil encontrar muchos rincones de belleza a lo largo del recorrido, pùes Medellín es ciertamente una ciudad muy bella. Pero, créeme que me apasionó la visión de la comuna de Santo Domingo, recorrida a pie y en el telesférico. Allí, en lo que años antes había sido escenarios del horror, ahora era una amalgama de vitalidad, color, dignidad...en resumen una belleza "líquida" alejada de los cánones que podría aplicarle a otros lugares como la Plaza Nutibara, Berrio o Cisneros, por ejemplo. No era una actitud de urbanista "dilettante", es que REALMENTE me gustaba aquello en su caos fractal, líquido, imprevisible...REAL. En fín, podríamo seguir hablando de esro un largo u¡y agradable rato.
      Por cierto, mi hijo Pablo (Alborán) canta en Bogotá el 14 de junio en el Chamorro Entertainment City Hall, y el 16 de junio en el Teatro Universidad de Medellín. Lamentablemente esos días no podremos acompañarlo y nos juntaremos con él varios días después en Mexico D.F. (Razones de trabajo). Hubiera sido una buena ocasión para encontrarnos....y tomar ese maravilloso café. Lástima.
      Como siempre, gracias, amiga Misslen por tu siempre inteligentes y cariñosos comentarios.
      Un fuerte abrazo español.

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    2. Amigo , me haz dejado maravillada con tu mención de Medellín! Lo grandioso en la ciudad ha sido su transformación, que en muchos aspectos ha contribuido a darle VIDA a nuestro País... pasaria mucho tiempo relatandote como hemos asimilado todo....

      Agradezco tu respuesta y comprendo la situación, te pido especialmente le des a Pablo un saludo y un abrazo muy especial , por supuesto mi familia y amigos le acompañaremos; y como visita a Colombia no es visita completa sin detalles , espero poder verle o hacerle llegar a el y a ti un presente precisamente en Medellín donde estaré por esos dias . El cariño, el respeto y admiración mi querido Salvador es infinito; así que en algún momento se dará el café, lo sé!

      Gracias a ti por todo, fuerte abrazo colombiano!

      Misslen.

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