31 may 2016

EXPOSICIÓN DE JUAN BÉJAR


 Béjar  (Exposición de Juan Béjar en la Sociedad Económica de Amigos del País, Málaga del 5 al 30 de Mayo de 2016) "Memoria de los Sentimientos"

No sé si cuando aparezcan estas líneas  habrán tenido ustedes la ocasión de ver la exposición de la última obra de Juan Béjar en las salas de la Sociedad Económica de Amigos del País. Si no lo han hecho se habrán perdido algo importante. Lástima, pero intenten hacerse con el catálogo, al menos.

Hace años, presentando a Enrique Brinkmann con el profesor García Berrio aludíamos al hecho inevitable de que para disfrutar de la música o de la pintura necesitábamos del oído o de la vista, pero para hablar de música o de pintura - si queremos inculcar nuestra pasión por ellas-  necesitábamos del auxilio de la palabra, de la literatura, de ahí que la expresión plástica, al final, ha de transformarse obligadamente en expresión verbal.  Quizás lo mejor es que se enfrenten ustedes solos a ese universo inconfundible de Juan Béjar  y sientan individualmente lo que sus cuadros les transmite, guardándolo en el cajón intransferible de sus emociones. Pero el problema de esos misteriosos “niños” de Béjar es que resulta irreprimible guardar las emociones en ese cajón y no contrastarlas con alguien.  ¿Qué sería de nosotros, espíritus mediterráneos, si tras una experiencia conmovedora no organizáramos una tertulia para comentarla?

Cuando entré en las salas de la Económica pensé que los cincuenta y tres cuadros allí expuestos podrían verse rápidamente, dada la similitud temática, pero ya la contemplación del primero me llevó cerca de un cuarto de hora. Cincuenta y tres ¿niños? afrontando enigmáticamente la mirada del espectador como la infanta Margarita de Austria de Las Meninas, con atuendos diferentes y discordantes con su supuesta edad, y todos ellos enmarcados en una cosmología fuertemente emparentada con el universo y el bestiario de El Bosco. Al principio pensé que el autor había plasmado un extraño fenómeno que Guillermo Busútil apunta con mucho sentido en su magnífico prólogo al catálogo: niños que se negaban a crecer, como el Oscar Matserath de “El tambor de hojalata”  de Günter Grass, lo que me permitió imaginar algo desasosegante: una existencia congelada en la infancia mientras el mundo  crecía y envejecía a su alrededor. Los objetos que orlaban las figuras eran recuerdos, obsesiones, irrupciones freudianas y fragmentos de memoria sacados de las cabezas de esos seres que, en su atrofia, estaban padeciendo la enorme desgracia que es no envejecer al compás del mundo.

Pero más tarde, fijándome en los personajes, llegué a otra conclusión aún más inquietante. Esos niños y niñas cerúleos como muñecos estaban uniformados en la inexpresividad de sus miradas, aterradoras como ojos de paloma, sin pestañas ni cejas; pero de nariz para abajo, y con unos leves toques maestros, sus bocas, el grosor y la comisura de sus labios, la contracción del mentón….manifestaban una enorme expresividad: ¡aquellos muñecos eran personas  de carne y hueso, individuos, seres vivos! Pero no eran individuos grotescamente atrofiados en su crecimiento, sino personas que habían recorrido el camino inverso de su vidas, desde su presumible vejez hasta una infancia que no era la de la fotografía de su nacimiento o primera comunión. Existe ahora una aplicación para teléfonos móviles por la que tu imagen actual puede ser envejecida digitalmente a partir de determinados rasgos de tu fisonomía, pero desconozco que haya la aplicación para el efecto inverso, esto es, devolverte a la imagen de la niñez a partir de los rasgos que la vida ha garrapateado en tu rostro. Los cuadros de Béjar de repente me situaron ante un relato que bien pudiera haber escrito Philip K. Dick. Aquellos infantes estáticos como momias, como si estuvieran posando para un fotógrafo antiguo con flash de polvo de magnesio y clorato potásico, eran seres reales que habían vuelto del tiempo, pero marcados por los avatares de sus vidas, sus obsesiones, traumas- sus particulares “Rosebuds”- y recuerdos de la infancia: caballos de  cartón, la inolvidable conmoción de ver el primer saltamontes, el primer camaleón o el croar de las ranas en los estanques verdosos, antes de que fueran piscinas, los búhos, los bull-dogs ingleses, tan afables en su terrorífica expresión…….Decididamente en cada cuadro, en cada personaje retratado había una historia y, como apunta el propio pintor, no era una historia con final feliz.

Se me ocurrió entonces que esta exposición bien podría tener una secuela literaria, esto es, que algunos de los extraordinarios narradores que tenemos ahora en Málaga nos contaran en unas breves líneas la historia de esos niños, contándonos lo que Béjar decidió detener en esas biografías retrospectivas. En cada centímetro cuadrado de esos cuadros hay fragmentos de una vida, triste o alegre, en el espacio cerrado de unas casas con suelos hidráulicos, a veces opresivas y otras abiertas a unos campos en los que la vida también parece haber retrocedido. Esos personajes más que representados, parecen estar  todos atrapados en la crisálida del cuadro  por alguna causa misteriosa y, en su aparente quietud e indiferencia están emitiendo una desgarradora llamada para que los saquemos de allí. Una forma de hacerlo es contar sus vidas cuyo secreto Béjar alguna vez supo y que ya olvidó…o nos lo trasmite con un cierto pudor jeroglífico para que seamos nosotros los que descubramos el enigma.

Por su temática y por su estilo, hay pocas obras que se identifiquen tanto con un autor y resulten tan bellamente perturbadoras. Gran exposición, grande Juan Béjar.

Salvador Moreno Peralta  (Diario SUR, 30 de Mayo de 2016)   



1 comentario:

  1. Atrapado por la mirada interior de una galería de arte en Pamplona, en la que parece que exponen un Berrocal, entro y habrá expo de Juan Béjar. Digo que el prologuista de mi libro OTRO, Salvador Moreno Peralta escribió columna sobre su expo en el diario SUR. Hasta que digo a la rubita pamplonica, que el escritor es padre de...Se le iluminan los ojos, se le sube la color y sus labios balbucientes dicen Asiiii?. Parabienes y folletos, carta de recomendación para ir y ver las cosas, que si me quedo un poco me enseña LA fUNDACIÓN, QUE CERRADA PERMANENTE, se visita en ocasión. Cedo el gusto a quien lo quiera. Después de la Ciudadela, una hora y pinchos en la calle Estafeta. Hoy llego a Málaga y mando a la delgadita pamplonica, la expo de Juan Béjar del amigo SMP, padre de.

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